Sé que vas y vienes como las corrientes del gran lago.
Yo entre las arenas y remansos busco el lugar donde me espera mi oboe, vigilado por tu paciencia de serpiente artera y ladina mientras ablandas su madera y, con el tiempo, más lo deseas.
Yo entre las arenas y remansos busco el lugar donde me espera mi oboe, vigilado por tu paciencia de serpiente artera y ladina mientras ablandas su madera y, con el tiempo, más lo deseas.
Cuando ya sea un navegante sagaz, descamaré tu languidez en el gran lago y, con los trozos de tu cuerpo alimentaré a tu séquito de cristales contorneantes y al hombre olvidado que partió en busca de su hijo; tomaré mi tesoro y lo abrazaré otra vez; limpiaré sus llaves hasta escuchar como suavemente vuelve a soplar amor a mis oídos, entonces volveré a dormir en mi cuna de arena.
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