Ya sabes que me pasa, amiga, te lo he dicho todo, nunca he tenido un secreto contigo, pero ni siquiera tengo un gato, ni un deber que me obligue a convencerme que esto no será un esfuerzo inútil.
Las cosas perdidas no volverán, allí atrás quedó secándose el brote que jamás florecerá,
esa certeza brutal me espanta y sé que tarde o temprano me matará...
Que siquiera sea antes del alba, por casualidad , así no tendré otra vez la cruel ilusión de vivir un día más.